¿Sabías que se puede congelar el precio del dólar, es decir fijarlo bajo ciertas condiciones? El hedging o cobertura es una estrategia financiera diseñada para reducir o eliminar las posibles pérdidas que pueden surgir de las inversiones y operaciones financieras.
Se lleva a cabo mediante el uso de derivados financieros, como futuros, opciones o swaps. Esta práctica es similar a la contratación de un seguro, pues se hace con instituciones financieras autorizadas, aunque existen diferencias clave.
El hedging es una práctica común entre los inversores, pero también es esencial para muchas empresas que buscan protegerse contra diversos riesgos.
Las empresas utilizan derivados financieros para cubrirse de riesgos, pero también pueden emplear otros métodos de cobertura.
La forma más habitual de hacer hedging es mediante el uso de derivados financieros. Te compartimos algunos de los derivados más comunes utilizados en la cobertura:
Contratos que obligan a las partes a comprar o vender un activo a un precio predeterminado en una fecha futura específica.
Ofrecen el derecho, pero no la obligación, de comprar o vender un activo a un precio específico antes de una fecha determinada.
Acuerdos para intercambiar flujos de efectivo o activos entre las partes involucradas, a menudo utilizados para gestionar riesgos de tipos de interés o tipos de cambio.
La cobertura financiera es comparable a la contratación de un seguro. Por ejemplo, cuando aseguramos un coche contra robo, estamos protegiéndonos contra un evento incierto pero posible. Si el robo ocurre, el seguro nos compensa, evitando una pérdida financiera considerable.
Las empresas enfrentan riesgos inherentes en sus operaciones diarias. Para mitigar estos riesgos y protegerse de potenciales pérdidas, pueden utilizar derivados financieros.
El siguiente ejemplo ilustra el concepto de cobertura de riesgos cambiarios, conocido también como hedging:
Consideremos el caso de una empresa fabricante de componentes electrónicos que opera en Europa y cuyas transacciones comerciales se realizan en euros. Sin embargo, esta empresa adquiere materias primas provenientes de Estados Unidos, pagando en dólares americanos.
La compañía compra los insumos a un precio de 15 dólares estadounidenses por unidad y establece un contrato para la adquisición de 50 mil unidades en un periodo de seis meses. Este escenario plantea un riesgo cambiario: si el dólar se aprecia frente al euro, el costo total en euros se incrementaría, erosionando el margen de beneficio de la empresa.
Para mitigar este riesgo, la empresa tiene la opción de utilizar instrumentos financieros derivados, como los contratos de futuro en el mercado de divisas. Supongamos que la empresa necesita asegurar una suma de 750 mil dólares estadounidenses en seis meses.
Puede acordar la compra de estos dólares a un tipo de cambio fijo de 1.40 dólares por euro, lo cual garantizaría que el costo en euros sea de 535 mil 714 euros, sin importar las fluctuaciones futuras en la tasa de cambio.
Adicionalmente, es importante que consideremos el impacto en la moneda local, los pesos mexicanos, especialmente si la empresa también opera o tiene costos en México.
Suponiendo una tasa de cambio de 20 pesos por dólar estadounidense en el mismo período, el costo asegurado sería de aproximadamente 15 millones de pesos mexicanos bajo el mismo contrato de futuro.
Esto permite a la empresa tener una visión más clara de sus obligaciones financieras en tres monedas diferentes, facilitando una mejor gestión financiera y una estrategia de cobertura más efectiva.
El uso de derivados financieros permite a las empresas cubrir ciertos riesgos y mitigar posibles pérdidas. Sin embargo, estos productos son sofisticados y es importante considerar su funcionamiento, costos y posibles consecuencias antes de proceder a su contratación.
Así es como el hedging o cobertura es una herramienta financiera vital tanto para inversores como para empresas; con los derivados financieros se pueden minimizar los riesgos asociados a las fluctuaciones del mercado, asegurando estabilidad y protección frente a pérdidas potenciales. Es como si se pudiera congelar el precio del dólar.