Definir objetivos y metas en un presupuesto personal es fundamental para garantizar su eficacia y lograr un manejo adecuado de los recursos financieros. Un presupuesto no solo es un plan de cobros y pagos, sino que también representa una herramienta de gestión que permite reducir la incertidumbre asociada a las finanzas personales.
Según Francisco Joaquín Cortés García, experto de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), los presupuestos son esenciales tanto para empresas como para familias, aunque con enfoques ligeramente diferentes.
BBVA detalla que el primer paso para elaborar un presupuesto efectivo es definir objetivos claros y alcanzables, estas metas deben estar asociados al tiempo disponible para su consecución y pueden ser a corto, medio o largo plazo. Las metas a largo plazo requieren un plan estratégico más detallado y ambicioso, como el pago de una segunda vivienda, mientras que las metas a corto plazo son más modestas y pueden abarcar el financiamiento de las vacaciones anuales, por ejemplo.
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Una vez establecidos los objetivos, es importante centrarse en los ingresos, que determinan la capacidad tanto de gasto como de alcanzar las metas fijadas. La enumeración de los ingresos debe considerar su estabilidad y procedencia, ya sean ingresos frecuentes o esporádicos.
Los gastos, por otro lado, deben clasificarse en fijos imprescindibles, necesarios y prescindibles, para tener una visión clara de la distribución de los recursos. Además de los gastos habituales, es esencial contemplar imprevistos y destinar una parte de los ingresos al ahorro.
Se recomienda destinar al menos un 20 por ciento de los ingresos al ahorro, inicialmente para construir un colchón financiero que cubra entre tres y seis meses de gastos mensuales. Una vez establecido este fondo de emergencia, los ahorros pueden destinarse a cumplir las metas y objetivos presupuestados, como la compra de una vivienda o la planificación de la jubilación.
Al igual que en el ámbito empresarial, es importante establecer indicadores clave de desempeño (KPIs) para medir la validez y el cumplimiento del presupuesto. Estos indicadores pueden ser simples estrategias de gestión, como gastar menos de lo que se gana o pagar las facturas a tiempo.
Además, se recomienda revisar periódicamente el presupuesto para evaluar su efectividad y realizar ajustes según sea necesario, en resumen, definir objetivos y metas claras es fundamental para garantizar la eficacia de un presupuesto personal y alcanzar una salud financiera a largo plazo.