Cada semana, padres y madres se enfrentan a la misma escena en casa o en el supermercado: niños que insisten en comer papitas, dulces o bebidas azucaradas, mientras que las frutas, verduras o el agua natural parecen ser la última opción. Más allá de una cuestión de gustos, esto representa un reto tanto para la salud infantil como para la .

Según la Revista del Consumidor de abril de este año, y los consejos emitidos por la (Profeco), hay una forma efectiva de revertir esta tendencia sin necesidad de regaños ni prohibiciones.

Trucos de Profeco para mantener una alimentación saludable para los niños  (Foto: Canva)
Trucos de Profeco para mantener una alimentación saludable para los niños (Foto: Canva)

¿Cómo puedo hacer que mi hijo coma verduras?

La clave, de acuerdo con la Revista del Consumidor de la Profeco, está en transformar la alimentación saludable en una experiencia positiva, participativa y natural.

También se logra un ahorro económico al reducir el consumo de productos ultraprocesados ​​que, aunque parezcan “baratos”, pueden representar un gasto significativo a largo plazo por afectar la salud de los niños.

Aquí te compartimos los 7 trucos más eficaces, respaldados por la autoridad en defensa del consumidor en México, para que tus hijos no sólo acepten, sino que pidan comida saludable.

1. Elige alimentos saludables desde el principio

Lo que no está en casa, no se consume. Si el refrigerador y la alacena tienen frutas, verduras, cereales integrales, nueces, yogurt natural y agua, será más fácil que esas opciones se conviertan en lo cotidiano.

Los niños aprenden a comer lo que ven y lo que tienen a su alcance; cuando los productos ultraprocesados ​​desaparecen del entorno, pierden protagonismo.

2. Plática sobre alimentación de forma divertida

Olvídate de hablar en términos médicos o regañar por comer “mal”. En cambio, cuenta historias, inventa juegos o usa ejemplos que relacionan los alimentos con cosas que les gustan.

“La zanahoria te da visión de superhéroe”, “la avena te da energía para correr como un rayo”. Cuando la alimentación se convierte en un juego, los niños se interesan más.

3. Impulsa el consumo de agua natural

Las bebidas azucaradas no sólo afectan la salud metabólica, también incrementan los gastos del hogar. Fomentar el consumo de agua simple desde temprana edad ayuda a formar un paladar menos acostumbrado al azúcar y, al mismo tiempo, reduce el gasto semanal en refrescos, jugos o leches saborizadas.

4. Promueve el deporte o actividad física

Niños que se mueven, niños que comen mejor. La relación entre ejercicio y buena alimentación es directa: la actividad física mejora el apetito, reduce el estrés y estimula la elección de alimentos que les den energía real.

Además, hacer deporte en equipo o en familia refuerza vínculos y crea rutinas sanas.

5. Cocina en equipo con tus hijos

Invitarlos a participar en la preparación de sus alimentos transforma la experiencia. Al ver cómo se lavan, cortan o mezclan los ingredientes, los niños se sienten parte del proceso y están más dispuestos a probar lo que ayudaron a cocinar.

Desde preparar una ensalada de frutas hasta mezclar ingredientes para un desayuno nutritivo, el involucramiento crea conexión con la comida.

6. Da porciones adecuadas según su edad

No se trata de que coman mucho, sino de que coman lo necesario. Servir porciones acordes a su edad y necesidades evita desperdicios, mejora la digestión y genera una relación más equilibrada con la comida.

Además, ayuda a aprovechar mejor el presupuesto familiar en alimentos.

7. Varía los alimentos para que no se aburran

Un error común es pensar que comer saludable es monótono. Con pequeñas variaciones de color, presentación o ingredientes, se puede lograr que un mismo alimento luzca totalmente diferente.

Cambiar la forma en la que se sirven las verduras, crear “caras” con los ingredientes o jugar con colores naturales puede hacer una gran diferencia.

De acuerdo con la Revista del Consumidor, aplicar estos consejos tiene efectos positivos a nivel nutricional y se convierte en una forma eficaz de reducir el gasto en productos poco nutritivos que, por su alto contenido en azúcar, sal y grasa, generan enfermedades crónicas y provocan un aumento en el gasto médico familiar a mediano y largo plazo.

Fomentar hábitos sanos desde la infancia es una inversión que rinde frutos en la salud, la economía y la convivencia. Al crear un entorno donde lo saludable es lo normal, donde el agua es más deseada que el refresco y donde la fruta tiene nombre de superpoder, estarás sembrando bases firmes para que tus pequeños crezcan más fuertes, felices y con menos dependencia del azúcar o los productos chatarra.

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