Endeudarse es una realidad común para muchos mexicanos, ya sea por la compra de una vivienda, un vehículo, ropa o incluso para cubrir emergencias. Sin embargo, de acuerdo con la Comisión Nacional para la Defensa y Protección de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), algunas deudas pueden ser beneficiosas.
Es por ello que en esta ocasión, en DeDinero, te decimos las diferencias entre las deudas buenas y malas y cómo puedes gestionarlas de manera inteligente.
Es el compromiso financiero de devolver cierto capital que nos fue prestado; cuando una deuda se genera con una institución financiera, hay que tomar en cuenta que no solo se tiene que regresar el dinero prestado, sino los intereses generados en el tiempo que se llevó el préstamo.
De acuerdo con la Condusef, son todas aquellas que, aunque implican un gasto inicial, tienen el potencial de aumentar el valor neto de una persona o generar ingresos futuros.
Se consideran una inversión, ya que tienden a revalorizarse o a mejorar la situación financiera del deudor. Algunas de ellas son las siguientes:
A diferencia de las buenas, las malas son aquellas que no contribuyen al crecimiento del patrimonio o que financian consumos que no aportan un valor duradero.
Normalmente estos endeudamientos suelen tener una tasa de interés más alta y pueden convertirse en una carga financiera significativa. Algunos ejemplos de este tipo de deudas son los siguientes:
De acuerdo con la Condusef, la mayoría de las personas comenten el error de consumir la mayor parte de su línea de crédito, lo que sobrepasa su capacidad de pago. Asimismo, otro de los errores que llegan a realizar es adquirir servicio y productos con altas tasas de interés.
La Condusef explica que para evitar un sobreendeudamiento hay que elaborar un presupuesto mensual, el cual pueda mantener nuestras finanzas personales sanas; posteriormente, enlistar cada uno de los productos crediticios con los que se cuenten, y si alguno de ellos tiene genera algún tipo de cobro o comisión por su uso.
De igual forma, antes de adquirir una nueva deuda, es esencial hacerse las siguientes preguntas como ¿Esta deuda me permitirá aumentar mis ingresos o mejorar mi situación financiera a largo plazo? ¿El bien o servicio que estoy financiando se revalorizará con el tiempo o perderá valor rápidamente? En caso de que la respuesta sea negativa, se puede valorizar si es conveniente adquirir dicha deuda o es preferible priorizar el pago de las deudas con tasas de interés más altas.
Las deudas, cuando se manejan de manera inteligente, pueden ser una herramienta útil para alcanzar metas personales y profesionales, por lo que es esencial ser prudente y evitar aquellas que pueden convertirse en una carga financiera a largo plazo.