En un ambiente de solemnidad y fervor, millones de personas en todo el mundo se disponen a celebrar la Semana Santa, un tiempo de profunda devoción que conmemora los eventos más sagrados en el calendario cristiano.
Desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, esta semana rememora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, elementos fundamentales para la fe cristiana.
Es un día significativo que marca el inicio de la Semana Santa en la tradición cristiana, el cual conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, montando un burro mientras la multitud extendía mantos y ramas de palma en su camino, lo que simboliza su recibimiento como rey.
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El Domingo de Ramos es una festividad importante en muchas denominaciones cristianas, y se celebra con procesiones, misas y la bendición de palmas o ramas de olivo que los fieles llevan consigo. Estas ramas según los católicos son usadas como símbolo de protección y bendición en los hogares durante el año.
En la actualidad las iglesias se llenan de feligreses que llevan consigo ramos de palma o de otros árboles, símbolos de la bienvenida y la victoria.
Estas palmas que cientos de comerciantes venden afuera de las iglesias católicas, la mayoría son adquiridas en el mercado de Jamaica. Los artesanos que las producen explican que estas se fabrican a base de hoja de palma joven de cera o seca, las cuales trenzan o crean cruces y que adornan con imágenes religiosas y algunos otros accesorios.
Estas palmas se suelen vender a precios que van desde los 2 hasta los 350 pesos, las de mayor costo son las que se utilizan para adornar las iglesias, mientras que las que son más consumidas por los feligreses llegan a tener un costo que va desde los 10 hasta los 80 pesos.
Durante las ceremonias las palmas son bendecidas con agua por parte de los sacerdotes, los cuales mencionan que estas se pueden conservar en casa como un símbolo de protección.
Muchas personas las colocan en un lugar especial, como un altar doméstico o una imagen religiosa, como un recordatorio de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. En cierta temporada del año los católicos llevan estas palmas a las iglesias para que se quemen y se usen las cenizas resultantes para la celebración del Miércoles de Ceniza del año siguiente.