Las tasas de interés son la clave de casi todas las decisiones financieras que tomamos. Al pedir un préstamo, comprar una casa o incluso ahorrar dinero, las tasas de interés determinarán el costo de esos servicios y la rentabilidad de nuestras inversiones.
En términos sencillos, una tasa de interés es lo que se paga (o recibe) por el uso del dinero ajeno, ya sea por un banco o una institución financiera.
Cuando las tasas son bajas, pedir dinero prestado es más barato, y las hipotecas y préstamos personales suelen tener cuotas más bajas. Sin embargo, si las tasas de interés suben, el panorama cambia drásticamente: los pagos mensuales de un préstamo pueden aumentar, afectando no solo a quienes tienen deudas, sino también a quienes están pensando en tomar una.
Imagina que estás considerando pedir un préstamo personal para consolidar deudas o financiar una compra importante. Si las tasas de interés son altas, el costo del préstamo aumenta, lo que podría hacer que la deuda que adquieras termine costando más de lo que habías planeado.
Por otro lado, si las tasas son bajas, los pagos mensuales serán más manejables, lo que facilita el plan de pago y puede ayudarte a ahorrar dinero en el largo plazo.
Las tasas de interés en préstamos personales suelen estar influenciadas por las tasas base del banco central, que son ajustadas en función de las condiciones económicas.
La tasa base es un indicador que los bancos utilizan para establecer el costo del crédito en una economía. También sirve como referencia para que otras instituciones financieras determinen sus propias tasas de interés.
En México, la tasa base ha estado disminuyendo desde marzo de 2024. En febrero de 2025, el Banco de México redujo la tasa base en 50 puntos base, situándola en el 9,5%.
Esto significa que los cambios que ocurren en la política monetaria pueden impactar de inmediato en tu capacidad para obtener financiación accesible.
Una de las áreas más afectadas por las tasas de interés es el sector inmobiliario, especialmente cuando hablamos de hipotecas. El interés de una hipoteca es uno de los factores determinantes para decidir si puedes acceder a una vivienda o no.
Con tasas de interés bajas, muchas personas se animan a comprar una casa, ya que los pagos mensuales son más bajos y el costo total del préstamo a largo plazo es menor. Pero cuando las tasas suben, la historia cambia. Un aumento en las tasas de interés puede traducirse en cuotas más altas, lo que hace que la compra de una casa sea menos accesible para muchos.
Además, si ya tienes una hipoteca con una tasa fija, no notarás cambios inmediatos en tu pago mensual, pero si tu hipoteca es de tasa variable, un aumento en las tasas puede resultar en pagos más altos, lo que puede poner presión en tu presupuesto familiar.
Aunque la mayoría de las personas tiende a pensar en las tasas de interés como algo negativo cuando se refiere a préstamos, no debemos olvidar que también afectan a quienes ahorran.
Cuando las tasas de interés son altas, los ahorros en cuentas bancarias o depósitos a plazo generan más rendimientos. Pero, cuando las tasas bajan, ese dinero ahorrado pierde valor, lo que incentiva a las personas a buscar otras alternativas para hacer crecer su capital.
Es natural sentirse nervioso ante un aumento en las tasas de interés, especialmente si tienes deudas. Sin embargo, hay varias estrategias para mitigar su impacto:
Refinancia tus préstamos: Si las tasas de interés son altas y tienes préstamos con tasas variables, considerar la opción de refinanciar tu deuda a una tasa fija puede ser una buena estrategia.
Aprovecha las tasas bajas: Si las tasas de interés están bajas, es el momento ideal para tomar préstamos, ya que las condiciones serán más favorables.
Ahorra para los aumentos: Si tienes hipoteca a tasa variable o un préstamo pendiente, intenta ahorrar un extra cada mes. Esto te permitirá estar preparado si las tasas aumentan y las cuotas suben.
Diversifica tus inversiones: En tiempos de tasas de interés bajas, buscar inversiones que generen mejores rendimientos es una forma de contrarrestar los bajos intereses que los bancos ofrecen por ahorrar.
Las tasas de interés tienen un impacto directo en nuestras finanzas cotidianas, desde los préstamos personales hasta las hipotecas. Estar informado sobre cómo funcionan y cómo pueden variar nos da el poder de tomar decisiones más sabias.
Si bien no podemos controlar los cambios en las tasas, sí podemos adaptar nuestras estrategias financieras para asegurarnos de que, pase lo que pase, nuestras finanzas se mantengan saludables.