En un mundo cada vez más digitalizado, el fraude financiero ha crecido a un ritmo alarmante, desafiando a empresas y usuarios por igual. De acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), explicó que del 2011 al 2018 se registraron alrededor de 30.8 millones de reclamaciones imputables a un posible fraude.
Los incrementos de este tipo de fraudes se deben especialmente al aumento del comercio electrónico, plataformas de inversiones, aplicaciones gratuitas y más.
Sin embargo, la Inteligencia Artificial (IA) ha emergido como una solución eficaz para combatir este problema; desde la detección de transacciones sospechosas hasta la identificación de patrones complejos de comportamiento, esta herramienta tecnológica está transformando la manera en que se enfrentan los fraudes, proporcionando rapidez, precisión y una capacidad de adaptación sin precedentes.
Uno de los principales desafíos en la detección de fraudes es la cantidad de datos que se generan diariamente. Las organizaciones financieras, por ejemplo, procesan millones de transacciones por segundo, lo que hace imposible para los sistemas tradicionales analizar en tiempo real y detectar irregularidades de manera eficaz.
Según algunos especialistas financieros, la inteligencia artificial, a través de algoritmos de machine learning, puede analizar estas transacciones en tiempo real, detectando comportamientos fuera de lo común, como compras en ubicaciones inusuales o patrones de gasto que no coinciden con el historial del usuario.
A diferencia de los métodos tradicionales, que dependen de reglas predefinidas para detectar fraudes, los sistemas de IA pueden aprender y mejorar continuamente. Esto significa que, conforme los estafadores desarrollan nuevas tácticas
Esta herramienta tecnológica también se ajusta y adapta, haciendo cada vez más difícil que los fraudes pasen desapercibidos. Los algoritmos pueden identificar patrones complejos y relaciones que los sistemas humanos no detectarían, como redes de transacciones entre múltiples cuentas para ocultar actividades ilícitas.
No solo las entidades externas representan un riesgo. El fraude interno, donde empleados pueden aprovechar su acceso para realizar transacciones indebidas, también ha sido históricamente difícil de detectar. Sin embargo, la IA puede monitorear continuamente el comportamiento de los empleados, comparando sus acciones con las de otros y destacando cualquier actividad sospechosa.
De esta forma, se ha logrado reducir considerablemente el riesgo de fraude interno en muchas organizaciones.
De acuerdo con diversos programadores y emprendedores que utilizan la IA para potencializar su marca, a medida que la tecnología de la inteligencia artificial continúa evolucionando, se espera que su papel en la lucha contra el fraude se vuelva aún más crucial.
Con el desarrollo de nuevas técnicas, como el procesamiento de lenguaje natural (NLP) para analizar mensajes y documentos, y el uso de blockchain para rastrear transacciones de manera segura, el futuro parece prometedor para quienes buscan protegerse contra el fraude.
Sin duda, la IA se ha convertido en un aliado indispensable para garantizar un entorno más seguro y confiable en el mundo digital.