Cuando estás desarrollando una nueva idea de negocio o producto, uno de los mayores desafíos es validar esa idea antes de invertir demasiado tiempo y recursos. Aquí es donde entra en juego el concepto de Producto Mínimo Viable (PMV).
Este enfoque permite probar una idea de negocio con la mínima inversión posible, enfocándose en las características esenciales del producto para obtener retroalimentación valiosa de los usuarios.
Existen dos tipos de Producto Mínimo Viable que las startups y emprendedores suelen usar: el PMV funcional y el PMV de concepción. Ambos tienen sus ventajas y su aplicación depende de la naturaleza del producto o servicio. Vamos a explorar estos dos tipos y sus ejemplos prácticos.

¿Qué es un producto mínimo viable (PMV)?
Antes de adentrarnos en los tipos, es importante entender qué es exactamente un Producto Mínimo Viable. El PMV es una versión simplificada de un producto o servicio que incluye solo las características esenciales necesarias para resolver el problema principal de los usuarios.
La idea es lanzar algo que sea lo suficientemente funcional como para obtener retroalimentación y probar el mercado sin tener que desarrollar todo el producto desde el principio.
El objetivo del PMV es validar rápidamente una idea y ajustarla según las necesidades del usuario, lo que puede llevar a un producto final más exitoso. Dependiendo de cómo se enfoque el proceso de desarrollo, se pueden utilizar diferentes tipos de PMV.
PMV Funcional: Prototipo de producto
El PMV funcional es una versión básica pero operativa del producto. A diferencia de una versión totalmente acabada, este tipo de PMV tiene las funciones mínimas necesarias para cumplir con el propósito principal del producto y permitir que los usuarios lo utilicen.
El propósito de este tipo de PMV es obtener retroalimentación práctica sobre cómo se desempeña el producto en el mundo real.
Características del PMV Funcional:
Simplicidad operativa: Aunque el producto está en su versión mínima, debe ser funcional y resolver el problema principal para los usuarios.
Pruebas reales: Los usuarios pueden interactuar con el producto, probar sus funcionalidades básicas y dar comentarios sobre su rendimiento.
Iteración rápida: Basado en la retroalimentación, se hacen ajustes para mejorar el producto antes de agregarle más características.
Uno de los ejemplos más conocidos de PMV funcional es Dropbox. En sus primeros días, Dropbox no era más que un simple video que demostraba cómo funcionaba la idea.
Sin embargo, a pesar de ser un simple prototipo, el video fue suficiente para validar la idea de almacenamiento en la nube.
Cuando los usuarios se inscribían en la lista de espera, Dropbox entendió que había un interés real, lo que les permitió crear una versión más avanzada del producto.
Aunque no era una plataforma funcional completa, el video y la propuesta mostraron el concepto, lo cual fue suficiente para atraer la atención y validar la necesidad de esa solución.
PMV de concepción: Validación de la idea a través de la promesa
El PMV de concepción es una forma aún más simplificada de probar una idea. En este caso, no es necesario tener un producto funcional; lo que se busca es validar la demanda o el interés en la idea.
El PMV de concepción se basa en la creación de una oferta para el usuario sin necesidad de construir todo el producto. A menudo se trata de un concepto o una propuesta de valor que se presenta a los usuarios para medir su interés.
Características del PMV de Concepción:
Validación sin producto: No es necesario desarrollar una versión mínima del producto, solo se valida la idea.
Pruebas de interés: Se busca generar una respuesta o compromiso por parte de los usuarios para saber si realmente están interesados en lo que el producto ofrecerá.
Rápida y económica: Este tipo de PMV es una opción de bajo costo, ya que no requiere tiempo ni recursos para desarrollar una versión funcional del producto.
Uno de los ejemplos más célebres de PMV de concepción es Zappos, la tienda en línea de zapatos. Antes de invertir en inventarios, Zappos creó un sitio web sencillo que mostraba imágenes de zapatos disponibles en tiendas físicas.
Cuando los usuarios realizaban un pedido, Zappos iba a la tienda para comprar el zapato y enviárselo al cliente. De esta manera, Zappos validó la idea de vender zapatos online sin tener un inventario propio.
Una vez validada la demanda, invirtieron en su modelo de negocio y crearon una tienda online completamente funcional.
Este ejemplo muestra cómo se puede validar un concepto de negocio sin tener un producto final y, lo más importante, sin asumir grandes riesgos financieros.
Diferencias entre los tipos de PMV
Aunque ambos tipos de PMV buscan lo mismo (validar una idea o concepto), se diferencian en el nivel de desarrollo del producto:
- PMV Funcional: Implica un producto real, aunque básico. Los usuarios pueden interactuar con el producto y ofrecer retroalimentación directa.
- PMV de Concepción: Se enfoca en validar la idea sin necesidad de crear un producto. Se busca medir el interés o la demanda del mercado con el menor esfuerzo posible.
¿Cuál es el mejor tipo de PMV para tu negocios?
La elección del tipo de PMV depende de tu idea y tus objetivos. Si tienes una idea clara de un producto funcional y quieres obtener comentarios de los usuarios, un PMV funcional puede ser la mejor opción.
Por otro lado, si estás explorando una nueva idea y necesitas validar si hay demanda antes de desarrollar el producto, un PMV de concepción te permitirá probarla rápidamente y sin comprometer grandes recursos.
El Producto Mínimo Viable (PMV) es una herramienta poderosa para validar ideas de negocio con el mínimo riesgo. Los PMV funcionales y los PMV de concepción son dos enfoques distintos, pero igualmente efectivos, para probar el mercado.
Cada tipo tiene su propósito y su aplicación, dependiendo de la naturaleza de tu proyecto y tus recursos. Al elegir el tipo adecuado de PMV, puedes ahorrar tiempo, dinero y esfuerzo mientras validas tu idea antes de lanzarla al mercado.