El actor estadunidense Matthew Perry falleció este sábado a los 54 años de edad, tras un presunto ahogamiento en su casa en Los Ángeles, en Estados Unidos.
El protagonista de la icónica serie "Friends", la cual ha sido vista por más de mil millones de personas en todo el mundo, dejó una tristeza muy profunda en la vida de sus fans, quienes lo recuerdan en su papel de Chandler Bing.
Junto a Jennifer Aniston (Rachel), Lisa Kudrow (Phoebe), David Schwimmer (Ross), Courteney Cox (Monica) y Matt LeBlanc (Joey), Matthew Perry fue parte de un grupo que dejó huella en la TV y en millones y millones de corazones.
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En su libro de memorias "Friends, Lovers and the Big Terrible Thing", Matthew Perry da cuenta de lo que fue su vida: con una mirada honesta y reveladora, incluye su infancia, su ascenso a la fama y su lucha contra la adicción al alcohol y las drogas.
Perry comienza el libro describiendo su infancia en Ottawa, Canadá. Era un niño tímido e inseguro, pero encontró consuelo en la comedia.
A los 15 años, se mudó a Los Ángeles para perseguir una carrera como actor. Consiguió pequeños papeles en programas de televisión como Second Chance y Charles in Charge, pero su gran oportunidad llegó en 1994 cuando fue elegido para Friends.
Friends se convirtió en un éxito instantáneo y Perry se transformó en una de las estrellas de televisión más populares del mundo. Sin embargo, su éxito se vio ensombrecido por altos costos.
Y es que, añadió él mismo, comenzó a abusar del alcohol y las drogas para lidiar con la presión de la fama y las exigencias de su trabajo.
A lo largo del libro, Perry comparte su lucha contra la adicción con honestidad y humor. Habla sobre las veces que se desmayó en el set, las veces que tuvo que ingresar a rehabilitación y las veces que casi murió por una sobredosis.
Matthew Perry finalmente logró superar su adicción, pero no fue fácil. Tuvo que pasar por varias recaídas y desafíos. Con la ayuda de sus seres queridos y de su terapeuta, Perry pudo encontrar la sobriedad y reconstruir su vida.
Durante una entrevista con The New York Times, confesó que gastó una gran cantidad de dinero en tratamientos y clínicas de rehabilitación para combatir sus adicciones.
El actor reveló que le costó aproximadamente nueve millones de dólares su lucha por mantenerse sobrio, fingiendo lesiones en la espalda y dolores de cabeza por migraña para obtener medicamentos.
Llegó a tener ocho médicos al mismo tiempo y tenía que tomar 55 pastillas al día, lo que le causaba gran preocupación.
En 2018, la adicción del actor alcanzó su punto máximo cuando tuvo que ser hospitalizado debido al daño en su colon causado por el consumo de opiáceos. Durante ese tiempo, Perry estuvo en coma durante dos semanas y pasó cinco meses en la cama de un hospital.