En México, el fin de una relación laboral implica más que solo un adiós. Es también el momento de hacer valer derechos establecidos en la Ley Federal del Trabajo.
Sin embargo, uno de los principales errores que se cometen es no saber si lo que corresponde es un finiquito o una liquidación, dos términos que, aunque muchas veces se usan como sinónimos, son muy diferentes tanto en su origen como en el monto que se recibe.
El finiquito se entrega cuando la relación laboral termina por causas que no implican una responsabilidad directa del patrón, por ejemplo, cuando el trabajador renuncia voluntariamente, concluye su contrato temporal o es dado de baja por mutuo acuerdo.
En estos casos, el trabajador tiene derecho a recibir las prestaciones proporcionales que haya generado hasta el último día de trabajo.
En cambio, la liquidación ocurre cuando el patrón da por terminada la relación laboral sin una causa justificada, es decir, por despido injustificado.
Aquí el trabajador tiene derecho a recibir una indemnización completa, que incluye no solo lo proporcional, sino pagos adicionales que funcionan como una compensación por la pérdida del empleo.
El finiquito debe incluir lo siguiente:
Todo esto se debe calcular conforme al tiempo laborado hasta el día exacto de la separación. Es importante subrayar que el finiquito no incluye indemnizaciones ni pagos por despido, ya que la salida del trabajador fue por decisión propia o por un acuerdo.
Si fuiste despedido sin causa justificada, entonces lo que te corresponde es una liquidación, y esto es lo que debe incluir, según lo estipulado en la Ley Federal del Trabajo:
Además de todo lo que incluiría un finiquito: parte proporcional de aguinaldo, vacaciones, prima vacacional y sueldo pendiente.
Este conjunto de pagos busca compensar el daño económico que sufre el trabajador al perder un empleo de manera imprevista, sobre todo si no existió una justificación legal para su despido.
Lo primero es revisar tu contrato y tus recibos de nómina, ya que ahí se especifican las prestaciones a las que tienes derecho. También puedes acudir a instancias como la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo (PROFEDET), donde brindará asesoría gratuita para calcular de manera precisa lo que te corresponde.
Las fuentes consultadas coinciden en que no debes firmar ningún documento sin antes revisar un detalle de lo que contiene, especialmente si se trata de una renuncia voluntaria o un convenio de terminación. Algunos patrones buscan disfrazar un despido injustificado como renuncia para evitar pagar la liquidación.
Además, es válido solicitar un desglose detallado del cálculo del finiquito o liquidación, y si hay dudas, pedir que se revise en presencia de un abogado laboral o ante la autoridad correspondiente.
Es importante destacar que en muchos casos la liquidación incluye el finiquito, ya que este último cubre las prestaciones proporcionales por ley. Es decir, si fuiste despedido sin causa, tienes derecho a la liquidación completa y también a los conceptos que contempla un finiquito.
Tanto si decides dejar tu trabajo como si te despiden, conocer la diferencia entre finiquito y liquidación te permitirá actuar con seguridad. La Ley Federal del Trabajo protege tus derechos, pero también exige que los hagas valer. Estar bien informado es la mejor forma de evitar abusos y asegurar que tu esfuerzo laboral sea justamente retribuido, incluso al final del camino.