El vivir al día es una realidad para muchas personas en México y en el mundo, debido a los constantes aumentos en los costos de vida, la inflación, además de factores como los bajos salarios que otorgan muchos centros laborales, con los que no se logra cubrir más que lo básico.

Estas situaciones han llevado a que una gran parte de la población viva sin la posibilidad de o que estos sean mínimos. Y aunque vivir de esta forma a corto plazo puede parecer “manejable”, conlleva riesgos significativos para la estabilidad financiera y emocional de las personas.

De acuerdo con diversos especialistas financieros, uno de los principales riesgos que pueden tener las personas que no cuentan con ahorros es la vulnerabilidad ante situaciones imprevistas. Ya sea una emergencia médica, una avería en el hogar o incluso la pérdida de empleo pueden desestabilizar completamente la.

Instituciones bancarias o financieras como la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) recomiendan tener un colchón financiero, esto con el objetivo de enfrentarse a este tipo de desafíos, para evitar endeudamientos o tomar decisiones impulsivas.

Para muchas personas que viven al día, la falta de ahorros conduce directamente al endeudamiento con el fin de satisfacer algunas necesidades, las cuales a veces no son de primera necesidad.

Sin embargo, debido a la falta de ingresos suelen existir dificultades para pagar las deudas, lo cual genera que los intereses crezcan y la cantidad a deber se vuelva impagable.

Por último, otro de los riesgos significativos es la falta de preparación para el futuro. De acuerdo con la Condusef, las personas que no suelen ahorrar ni realizar inversiones suelen enfrentar una etapa de jubilación incierta.

La ausencia de inversiones, además, impide que el dinero trabaje a favor de las personas, limitando su capacidad para generar ingresos pasivos que podrían mejorar su calidad de vida.

Si bien vivir al día puede parecer inevitable para muchas personas, es fundamental tomar conciencia de los riesgos asociados con esta forma de vida. Contar con una educación financiera, junto con el desarrollo de hábitos de ahorro e inversión, son herramientas clave para construir un futuro más seguro y estable.




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