En el panorama económico de México, existen dos conceptos que a menudo generan confusión: la Unidad de Medida y Actualización (UMA) y el salario mínimo.
Aunque ambos se utilizan como referencia en diversos contextos, no son lo mismo y su impacto en la vida cotidiana de las personas es variable.
La UMA es una medida económica que fue creada en 2016 y se actualiza el 1 de febrero de cada año, con el propósito de desvincular el salario mínimo de otros conceptos, como multas o impuesto.
Su objetivo es evitar que los incrementos en el salario mínimo afecten negativamente a las finanzas públicas o incrementen desproporcionadamente las obligaciones fiscales de los ciudadanos.
Por otro lado, el salario mínimo es el monto mínimo que un trabajador debe recibir por una jornada laboral, según lo establece la Ley Federal del Trabajo. Esta cantidad es fijada anualmente por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI) y busca garantizar un ingreso suficiente para satisfacer las necesidades básicas del trabajador y su familia.
La UMA es una unidad de referencia que no tiene una relación directa con los derechos laborales, mientras que el salario mínimo es un derecho fundamental que impacta directamente en el bolsillo de los trabajadores. Esta distinción es clave para comprender su función y utilidad.
Un aspecto interesante es cómo cada uno de estos conceptos afecta a diferentes ámbitos. La UMA se utiliza principalmente para calcular multas, impuestos, derechos y beneficios gubernamentales.
Por ejemplo, si se comete una infracción de tránsito, la multa correspondiente estará calculada en UMAs. Si la multa llegará a costar 15 UMAs actualmente pagarías 1,697.10. Si se calculara con base al salario mínimo estarías pagando 4,182.00 lo equivalente a 15 salarios mínimos, una diferencia bastante significativa ¿no?
En cambio, el salario mínimo se aplica directamente a los ingresos de millones de trabajadores, así como al pago de pensiones, liquidaciones y otras prestaciones laborales.
Una ventaja de la UMA es que su crecimiento suele ser más controlado y predecible, lo que brinda estabilidad a las finanzas públicas.
En el caso del salario mínimo, un aumento puede mejorar la calidad de vida de los trabajadores, pero también podría generar inflación o mayores costos para las empresas.
En resumen, tanto la UMA como el salario mínimo cumplen funciones esenciales en el sistema económico y legal de México, pero sus propósitos son distintos. La UMA es una herramienta técnica que facilita la administración pública y fiscal, mientras que el salario mínimo es un mecanismo de protección social que busca garantizar una vida digna para los trabajadores.