En la actualidad, los bancos centrales son las entidades que poseen la facultad exclusiva de emitir la moneda de un país. Dado que, además de almacén de valor y unidad de medida, la moneda es el principal medio de cambio de las sociedades, ésta debe gozar de la confianza del público.
En el caso de la República Mexicana, cuenta con el Banco de México (Banxico), quien provee la moneda nacional y tiene el objetivo prioritario, establecido en la Constitución, de preservar su valor. Además, promueve el sano desarrollo de los sistemas financiero y de pagos.
Este cuenta con autonomía porque Banxico no puede ser obligado a prestarle dinero al Gobierno, en que opera con independencia presupuestal y de gestión y en que él mismo determina sus políticas e instrumentos para alcanzar su objetivo prioritario de mantener la estabilidad de precios.
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La autonomía va acompañada de la responsabilidad de transparencia y rendición de cuentas, mediante el envío de informes al Congreso, la publicación de reportes periódicos y la divulgación de información oportuna en su página web.
Un banco central tiene una función pública, mientras que un banco comercial tiene como objetivo las utilidades.
Para hacer efectivo su papel, Banxico utiliza la política monetaria, la cual es un compendio de herramientas y técnicas para administrar la cantidad de dinero y crédito en la economía nacional. En general algunas de sus funciones son:
La mejor contribución que la política monetaria puede hacer para fomentar el crecimiento económico sostenido es procurando la estabilidad de precios.
Las decisiones de política monetaria, y otras relacionadas con las responsabilidades de la institución, son tomadas por los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México.
La Junta de Gobierno se encuentra conformada por un Gobernador y cuatro Subgobernadores, todos deben cubrir estrictos requisitos técnicos y profesionales y son designados por el Presidente de la República y ratificados por la Cámara de Senadores o la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.