En un mundo cada vez más digitalizado, cerrar la brecha de género en el acceso, uso y creación de tecnología es una tarea urgente y necesaria.
Actualmente, de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), las mujeres representan apenas el 30% de los profesionales en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas conocidas como STEM, lo que evidencia un problema estructural que limita tanto las oportunidades de desarrollo para ellas como el potencial innovador de las sociedades.
Para combatir esta desigualdad, fomentar vocaciones tecnológicas en niñas y adolescentes se ha convertido en un paso crucial que diversos organismos, investigadores y docentes promueven con urgencia.

¿Cuál es el mejor momento para incursionar en las STEM?
Según información de la UNAM, el fomento de habilidades digitales en las niñas debe comenzar desde la educación básica, momento clave en que las vocaciones pueden sembrarse y desarrollarse de manera natural.
Sin embargo, existen múltiples factores sociales y culturales que desalinean su participación en áreas tecnológicas desde muy temprana edad. Los estereotipos de género, la falta de modelos femeninos en el campo de la tecnología y los prejuicios sociales son algunos de los principales obstáculos que enfrentan las niñas para imaginarse como futuras ingenieras, programadoras, científicas o líderes en el sector digital.
¿El entorno en el que se desarrollan las niñas importa?
El entorno en el que crecen también influye notablemente. De acuerdo con la UNAM, niñas y adolescentes se enfrentan a un entorno donde los videojuegos, dispositivos electrónicos y aplicaciones muchas veces no están diseñados pensando en la diversidad de género, lo que limita la identificación de las niñas con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
La exposición temprana a las TIC, a través de actividades lúdicas, talleres de robótica, programación, ciencias y matemáticas, es fundamental para despertar su interés y demostrar que la tecnología es un campo donde ellas también pueden ser protagonistas.
El papel de la educación digital
Los expertos señalan que el acceso no es el único problema. A pesar de que la brecha de acceso a dispositivos como computadoras o celulares se ha reducido, persiste una gran diferencia en las habilidades de uso y creación tecnológica entre hombres y mujeres.
La educación digital debe ir más allá de enseñar a usar plataformas; debe impulsar la capacidad de crear tecnología, de innovar y de liderar proyectos digitales, habilidades que serán esenciales en el mercado laboral del futuro.
Para lograrlo, se necesita una política pública integral que promueva la participación de las niñas en STEM desde la infancia, mediante acciones como incluir más contenidos digitales en la educación básica, capacitar docentes en perspectiva de género y tecnología, y visibilizar a mujeres líderes en estos campos como ejemplos a seguir.
¿Igualdad o necesidad?
Además de impulsar vocaciones, el objetivo es empoderar a las niñas como creadoras de tecnología y no sólo como consumidoras pasivas. El futuro económico está profundamente ligado al desarrollo tecnológico y si no se actúa ahora, existe el riesgo de que la brecha digital de género se amplíe aún más, perpetuando desigualdades en el acceso a empleos bien remunerados, en el emprendimiento y en la innovación. Una sociedad más inclusiva en materia digital no solo es más justa, sino también más competitiva e innovadora.
Por ello, diversas instituciones educativas, científicas y de investigación en México han lanzado campañas que buscan acercar las TIC a las niñas, entendiendo que se trata no sólo de una cuestión de igualdad, sino de una necesidad estratégica para el desarrollo del país. Iniciativas que combinan ciencia, tecnología y perspectiva de género deben fortalecerse y multiplicarse si se quiere ver un cambio real en el mediano y largo plazo.