Todo es dinero

Ropa, arte y comida por 100 pesos: Llega a la Narvarte el bazar que rompe esquemas de consumo

La dinámica del bazar rompe con los esquemas tradicionales de compra

Bazar Solo tengo 100 pesitos (Foto: Captura de pantalla Instagram-Solo tengo 100 pesitos)
20/04/2025 |13:36
Itzel Navarrete
Periodista de finanzasVer perfil

Este tipo de iniciativas está marcando tendencia en las grandes ciudades: promueven la economía circular, reducen el consumo impulsivo y ofrecen , mientras impulsan a emprendedores independientes que se enfrentan día a día a los retos del comercio minorista.

En un contexto económico donde la inflación afecta directamente el poder adquisitivo de las personas, sobre todo de jóvenes, estudiantes o trabajadores informales, espacios como este se vuelven una respuesta .

Bazar Solo tengo 100 pesitos (Foto: Captura de pantalla Instagram-Solo tengo 100 pesitos)

¿Cuándo y dónde?

Si te parece que con cien pesos ya no se puede hacer nada en la Ciudad de México, es hora de replantearse. Del jueves 2 al sábado 4 de mayo, de 11:00 a 18:00 horas, llega a la colonia Narvarte el evento “Solo tengo 100 pesitos: Summer Vibes”, una edición especial del bazar itinerante donde todos los productos (sí, absolutamente todos) cuestan solo $100.

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La cita es en Enrique Rébsamen 203, Narvarte Poniente, con entrada gratuita, ambiente pet friendly y más de 100 marcas locales agrupadas en 20 categorías que prometen sorprenderte.

Este bazar promete una experiencia de compra alternativa y divertida, donde podrás encontrar desde ropa, accesorios, maquillaje y arte hasta productos para mascotas, plantas, papelería creativa, cerámica y comida preparada.

La idea detrás del concepto es clara: demostrar que con un billete de $100 todavía es posible consumir de forma inteligente, apoyar lo local y llevarte algo de valor.

Tarifa única para el cuidado de tu bolsillo

La dinámica del bazar rompe con los esquemas tradicionales de compra. A diferencia de los tianguis convencionales o ferias de diseño, en donde los precios varían entre stand y stand, en “Solo tengo 100 pesitos” hay una tarifa única para todo, lo que permite que los asistentes exploren sin temor a gastar de más.

Además, el ambiente está pensado para que sea una salida completa: música, buena vibra, decoración y un enfoque inclusivo en cuanto a estilo y público, ideal para quienes disfrutan apoyando causas locales sin tener que gastar en exceso.

La organización detrás del evento busca visibilizar a marcas pequeñas que están produciendo con responsabilidad, muchas veces con materiales reciclados, procesos artesanales o bajo esquemas colaborativos.

Se trata de diseñadores, artistas, cocineros, ilustradores y vendedores que se encuentran en este bazar un escaparate que no podrían costear en una plaza comercial. Además, al eliminar intermediarios y mantener el precio fijo, los márgenes son más justos tanto para compradores como para vendedores.

¿Sin acompañantes? Tu lomito puede ser opción

El evento también será pet friendly, así que si tienes un lomito, puedes llevarte contigo sin problema. Esto refuerza el enfoque familiar, inclusivo y relajado que busca la experiencia: un espacio donde se mezclan el diseño, la creatividad y el sentido de comunidad.

Y lo mejor, no hay costo de entrada, lo que ya representa un ahorro importante para quienes están cuidando cada peso del presupuesto.

La ubicación en Enrique Rébsamen 203, en el corazón de la colonia Narvarte, también resulta estratégica. Este barrio de la alcaldía Benito Juárez es uno de los más conectados y transitables de la ciudad, con múltiples accesos en transporte público y buena seguridad.

Además, cuenta con una oferta gastronómica y cultural que complementa perfectamente la visita al bazar. Podrías hacer una parada para almorzar, pasear por los parques cercanos o descubrir alguna galería escondida.

En un momento donde el discurso de “todo está carísimo” parece ser la norma, “Solo tengo 100 pesitos” llega para desmontar la idea de que consumir productos de calidad es solo para quien puede pagar más. Por el contrario, demuestra que el ingenio, la colaboración y el consumo local pueden generar espacios económicos más inclusivos y sostenibles.