En la actualidad, las plataformas digitales se han convertido en el medio ideal para que numerosas personas puedan obtener ingresos a través de la creación de contenidos.
Las redes sociales se han convertido en un instrumento poderoso para la comunicación, el entretenimiento y el comercio. Sin embargo, este poder también ha dado lugar a un fenómeno creciente y preocupante: el abuso de influencia para obtener beneficios personales, especialmente en el sector de la gastronomía.
Cada vez es más común escuchar sobre personas que, aprovechándose de su popularidad en plataformas como Instagram, TikTok o YouTube, exigen comer gratis en restaurantes a cambio de una supuesta promoción en sus cuentas. En esta ocasión en DeDinero, te compartimos el caso de una TikToker que se hizo viral por exigir que le cambiaran su comida, debido a que esta se enfrió por andarle tomando fotos.
Los influencers deben estar constantemente pensando en ideas para generar nuevo contenido, por lo que es común verlos en la calle tomando fotos o grabando videos, para posteriormente subirlos a sus plataformas digitales.
Así mismo, algunos negocios y marcas suelen contratar los servicios de estos creadores como método de publicidad, ya que la opinión de estas personas suele tener un gran peso entre la comunidad digital.
Si algún producto es recomendado por estos influencers, puede llegar a registrar buenas ventas; sin embargo, si por alguna razón estas personas critican al servicio o bien, es probable que la marca tenga pérdidas. El más claro ejemplo de esto es Cristiano Ronaldo en el Mundial del 2022, cuando escondió un refresco de cola y su valor en el mercado bajó.
Sin embargo, algunos creadores de contenido se llegan a aprovechar de su popularidad y suelen tener una actitud prepotente o arrogante en los comercios. Con el caso de esta joven TikToker, que se pasó alrededor de 30 minutos tomándole fotos a sus alimentos, y por obvias razones el platillo se enfrió, por lo que procedió exigirle a la encargada del establecimiento que le cambiaran el plato y le trajeran uno nuevo, que estuviera recién hecho para poder consumirlo.
La gerente le explicó que no podría cambiarle el platillo, ya que este no tenía ningún desperfecto, y que, si quería uno nuevo, debía pagar por él. Esta contestación no fue del agrado de la creadora de contenido, a lo que respondió amenazadoramente que si no sabía quién era ella, que no era ninguna persona normal.
La encargada del lugar solo respondió a la prepotencia y exigencia de la joven, mencionando que si no tenía para pagar la comida, que era preferible que lo dijera en vez de estar inventando todo un escenario falso.