Un reciente incidente en un sistema de transporte público donde una mujer quedó atrapada al intentar evadir el pago del pasaje, generó un intenso debate sobre la seguridad y la eficiencia de la vigilancia del lugar.
Este evento no es un caso aislado, sino un reflejo de los retos que enfrenta el sistema de movilidad en términos de regulación, seguridad y acceso.
Todo ocurrió en el conocido Transmilenio de Bogotá, capital de Colombia, en donde el sistema de puertas anticolados fue pensado y diseñado para prevenir el acceso sin pago.
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Sin embargo, a una mujer no le importó e intentó burlar a la seguridad con tal de ahorrarse unos pesos, casi 17 pesos mexicanos, sin imaginar que sus esfuerzos se verían frustrados debido a una parte de su cuerpo que no cupo por donde ella quería pasar.
En un video que ya es viral en redes sociales, puede verse a la protagonista de la interesante historia mientras lucha contra las puertas al tiempo que la parte baja de su espalda permanece atorada debajo de las compuertas.
"Lo más triste es que nadie la ayudaba", "Me dio dolor de espalda de solo verla", "Deberían multarla", "Con ese rabote dónde IVA a pasar jajajajajajaja", "Que vergüenza, bueno no creo que le importe se viralizo su hazaña que disfrute sus 5 minutos de fama" y "Que digan que es colombiana porque todo lo malo son venezolanos" fueron algunos de los comentarios que recibió.
Desde su implementación, Transmilenio ha revolucionado el transporte en Bogotá, pues su modelo de buses articulados y estaciones especializadas ha sido una solución innovadora para el congestionamiento vehicular.
Sin embargo, su evolución no ha estado exenta de desafíos, incluyendo el mantenimiento de infraestructuras, la capacidad para manejar el creciente número de usuarios y la implementación de medidas de seguridad efectivas.
El incidente también generó conversación entre los usuarios de redes sociales referente a la importancia de fomentar una cultura de respeto y responsabilidad entre los usuarios del transporte público.
Campañas educativas y programas de concienciación pueden jugar un rol vital en la promoción de un uso responsable y seguro del sistema, no solo de Transmilenio sino de cualquier transporte del mundo, incluido el famoso Metro de la Ciudad de México.